miércoles, 14 de marzo de 2007

UNA SOLA NOCHE




…Qué piel tan delicada rasgarás con tus dientes. Muerte,
qué labios, qué respiración, qué pecho dulce y mórbido ahogas.
(Pere Gimferrer)


En ésta, la cruel lejanía de tus manos
invadiendo mis corpúsculos más íntimos de tersa lujuria,
en la pureza infinita de mis anhelos negándose a morir,
te descubro: una y otra vez en mis suspiros; dulcísima muerte
que hiere de labios nuestros crepúsculos.
En los secretos inconfesables de mis pecados que de amor
se vuelven honestos: vida, me desciendes a las hendiduras
que me atrapan en el hervor de la sangre,
intrínseco infierno para purgar la más infame de las agonías.
¿Por qué no me regalas con la misericordia del olvido?
O un poco de indolencia que florecería benévola,
acaso apatía para no soñarle tan claro, encima y debajo de mi piel hecha agua,
por esa su boca que me liba, o tal vez una sola noche,
aunque sucumba eterna en la nostalgia de añorarle por los restos de mi haber.

(En diáfanos diluvios de luz...
mueren lirios y pájaros ceñidos en síncopas de ternura)


Issa Martínez

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