lunes, 2 de abril de 2007

LABIOS SIN SED



Despeñaderos nacen socavando
el ritmo rojo de la sangre, y acogen
las sílabas lúbricas de las palabras
para tornar rocas los acentos amorosos
que se quedaron extraviados en el limbo del silencio indúctil.

Antes, los ojos fueron hilo
bordándose en el hemisferio de los sueños,
y manos deletreando caricias
sobre un cielo evocativamente desorientado, errante
en su transitar sin máscaras, desnudo
de falacias, fiel a su verdad incompartida.

No hay espejos que restauren
los rumores íntimos con los que las olas se desvisten,
ni ecos que salven el canto de una sirena varada en leyenda sin voz:
tu piel no ha guardado nunca
la ternura desarraigada con la que el aire pare mis latidos de hembra.

Aquí, abajo…el sepulcro de aquellas palabras: junto al cáliz
desdeñado por tus labios sin sed…



Issa Martínez

MILAGRO EN LA CIUDAD


Grises enmascarados entre hojas secas,
asfaltos horadados de urbanas costumbres
acunan el temor de los pasos indecisos,
la violencia se instala -como puta- en cada esquina.

Quieren los pasos a desnivel ganar espacio al aire,

y a los ojos…

y a la claustrofobia…

y al crepúsculo…

El ruido es arco-iris
que amamanta el silencio de los pájaros:
verde, amarillo y rojo, son introducción
a la sobrevivencia que destierra a los invidentes.

Cláxones armónicos acompañan el miedo bebido
en cada sol: sangre, violación, coaliciones,
son colores de una primavera paulatinamente gradual
que va refrescándose con lágrimas sin dueño.

Al final, el milagro se posa en mi ventana,
entre mis dedos y pupilas: ¡una mariposa…!


Issa Martínez